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Cientos de niños reciben a los Reyes Magos de Oriente


22/12/2023

Como es tradición, sus Majestades los Reyes Magos de Oriente han visitado el colegio Pasteur en medio de la alegría de todos nuestros niños y mayores.

Pasadas las diez de la mañana hicieron su aparición en la cancela del patio, cabalgando en sus briosos caballos, y fueron recibidos por gran número de padres, por profesores y personal del centro. Pero quienes esperaban con mayor ilusión eran los cientos de niños y niñas que, acompañados por sus tutores, formaban corro a las puertas del colegio. Todos nosotros ofrecimos una bienvenida calurosa a los tres sabios del Oriente, porque a pesar de sus múltiples ocupaciones dedicaron la mañana entera a recoger las cartas escritas para ellos, a escuchar los deseos y peticiones de nuestros escolares y, sobre todo, a transmitir el mensaje más importante que hemos de recordar en estas fechas.

El Rey Melchor resumía esta noticia con las siguientes palabras:

MELCHOR: Querido niños: venimos recorriendo los caminos de Castilla con el propósito de anunciar, por todos los lugares, la buena nueva que muchos hombres de hoy tienen olvidada.

Y completaba el Rey Gaspar:

GASPAR: Que os ha nacido el Salvador, el Hijo de Dios hecho carne, y que no lo encontraréis en los ricos palacios ni en los escenarios televisivos. Su morada es un pobre pesebre de Belén. Hasta allí nos guio una estrella muy viva que vimos brillar en el cielo.

Y concluía el Rey Baltasar:

BALTASAR: Estad atentos, queridos niños, porque esa luz tan especial muchas veces brilla dentro de vuestros corazones. Estad pendientes de ella, y cuando la sintáis lucir, buscad a este Niño Dios en el amor a vuestros familiares, maestros y amigos. Y visitad a Jesús en el sagrario, donde continúa escondido como lo hizo el día de su nacimiento en la tierra, en aquel mísero pesebre de Belén.

Todavía ocupando sus cabalgaduras, los Reyes recibieron algunas preguntas por parte de los niños congregados. Uno de ellos quiso saber su edad, y al recordarle que sobrepasa los 2000 años, fue grande el asombro de todos. «Nosotros vivimos dentro del Evangelio —respondió Gaspar—, y debido a que esta noticia contiene la Palabra eterna del Verbo divino, estamos aún muy vivos y cuidamos de los niños para que no se marchite en ellos el amor hacia el Niño Jesús.» Después una niña preguntó cuál era el color favorito de tan altas eminencias, y Melchor respondió cuánto le gusta el color del oro resplandeciente que llevaron a Belén, pues este metal precioso da forma a la corona del Rey de reyes. Y a continuación Baltasar comentó la belleza del verde que engalana las hojas de la planta de incienso, cuyo jugo fue preparado también como ofrenda de alabanza al Niño Dios. Y por último, Gaspar ensalzó el color anaranjado de la flor de mirra, pues de su resina se fabricó el bálsamo que entregaron al recién nacido, en recuerdo de la pasión y sepultura que habría de sufrir para nuestra salvación.

Sus majestades visitaron después las aulas de la Escuela Infantil, donde les esperaban los más pequeños con enorme expectación. Más tarde llegaron a los tronos, y cientos de niños y niñas fueron pasando a entregar sus cartas, que quedaron depositadas dentro de tres buzones, cada uno de ellos gestionado por un rey. Allí recibieron caramelos y pudieron hablar con sus majestades, siempre atentos a escuchar las súplicas y deseos. Más tarde, en fin, los tres sabios hicieron presencia en las clases de la ESO y de Bachillerato. Y allí recordaron a los mayores qué importante es no permitir que la ilusión de la Navidad se vea estropeada por obra del egoísmo, del descreimiento o de la indiferencia.

Cuando los Reyes Magos se despedían del colegio, hicieron una última declaración digna de ser recordada. Decían así:

GASPAR: Nos vamos del colegio Pasteur muy contentos al constatar, un año más, el buen corazón de estos jóvenes y niños.

MELCHOR: Agradecemos las muestras de cariño que nos han otorgado. Todos sus deseos han sido recogidos, y los vamos a depositar a los pies del Niño Jesús y de su Virgen Madre.

BALTASAR: Hemos venido a atizar las brasas de la fe en este mundo descreído y materialista. No os olvidéis de lo más importante: el Niño Dios os ha nacido y reposa envuelto en pañales dentro de un pesebre. ¡Acudid a adorar al Rey de Reyes!