¡Cuidado, que unas abejitas han puesto su colmena en lo alto de esa copa! Y brincan los saltamontes de gorro a boina, de bombín a tricornio, de pamela a chistera. Y unos verderones han trenzado su nido en el ala de un sombrero bohemio. Todas las cabecitas vienen cubiertas con un derroche de imaginación que llega a confundir a una pareja de golondrinas, las cuales revolotean alrededor de un sombrero de paja queriendo pegar las primeras gotitas de barro de su vivienda.

Y a las doce del mediodía, bajo un cielo azul de porcelana y una nubes pasajeras traídas y llevadas por el viento loco de la primavera, acontece el gran desfile. Conejillos, erizos y perdices de la senda mágica suben a ver a los niños desfilar con sus galas y atavíos. 

Y los gorriones chían desde los aleros, y el silbo de un mirlo aporta a las canciones la armonía propia de la estación que se festeja.

¡Feliz Pascua florida!